Cosas de Luna

Cosas de Luna

Mi luna de cada noche vino a contarme cosas. Algunas que quiero oír y otras a las que me resisto. Pero a todas, noche de luna rosa, las he escuchado.
Dijo que debo ser paciente y tolerante, más en estos tiempos. Que debo tratar de ahuyentar los miedos y abrazar el abrazo de los hijos, la caricia de los niños y la palabra de a quienes le importo; que valen porque son sólo para mí, auténticos, y convertidos en únicos. Que los caprichos son malos consejeros y la buena madera es lo más real de este mundo. Y en dos la tengo por dos.
Dijo que no crea todo lo que escucho y no necesite ver para creer. Que confíe en Dios de cualquier forma que le dé existencia, que sólo Él tiene el Universo en sus manos. Dijo que observe la naturaleza y el comportamiento de los hombres. Que encuentre Luz en todo lo vivido y me permita la percepción, la sensación y las intuiciones. Dijo que siga aprendiendo cada vez, que sepa ver quién sí y quién jamás y reconozca la distancia. Que nunca está mal sentir porque humaniza, y pensar porque organiza. Dijo que todo tiene un por qué y no siempre un para qué. Que la sensibilidad y la imaginación nunca se vayan de mí. Que mi mamá y mi papá están conmigo. Que me enoje menos.
Dijo que trabaje por la adaptación que me cuesta A personas, circunstancias, a consecuencias. Dijo que aprenda a convivir con lo que afanosamente quiero cambiar, y luche por lo que sí pueda. Dijo que lo que espero nunca llegará…que aprenda a vivir con eso aún con dolor. Que cada pérdida y cada conquista, son lo mismo: tomar, soltar y tomar para volver a soltar. Dijo que hubo amores que se diluyeron entre mis dedos, y eso es pasado que no regresa. Que la muerte y el olvido son para siempre. Que aunque llame, extienda mis manos, invoque presencias, evoque… hay quien no está y no vuelve, pero que sea agradecida porque estuvo. Dijo que el cariño más valioso es el que se da y se recibe con sorpresa; dijo que le gusta mi capacidad de que pueda sorprenderme, aún de mí. Y que la mirada sea mi eterna compañera.
Dijo que hay almas que están cerca, gente que me ama, que hay personas lejos que argumentan estar cerca. Dijo que rescate el amor y la ternura sinceros, siempre. Dijo que hay quien me extraña y quien no, y que aún así mis manos den, mis ojos miren y mi corazón se abra. Que no me brillen los espejitos de colores y me refleje en la luz de espejos con verdad. Dijo que nunca comulgue con el egoísmo, que sepa escuchar. Que haga de cada día un ejercicio de comprender sin juicios de valor y comprenderme sin culpas. Que me dé tiempos y dé tiempos. Que no pierda la capacidad de buscar formas en las nubes, cortar florcitas y hojas y guardarlas en las páginas ocre de los libros, levantarme con el pie derecho y persignarme cada mañana como desde mis 8 años sin faltar un día al ritual.
Dijo que sepa encontrar la belleza del poema. Que piense en el hermoso dictado de las letras, que escriba mucho, llore menos y ría más. Que me aferre a los niños, a los recuerdos mientras recuerde, a todas las palabras del mundo. Dijo que nunca me dejará sola.
Virginia María Amado
vmad11@hotmail.com
Santa Fe