01 Oct Bar de Negros
En la negra noche el tong…tong…tong, de las campanas religiosas, anuncian que son las doce, los pájaros en los árboles de la plaza, descansan del libre vuelo. Detrás del cristal de la casi clandestina ventana del bar, un negro, mozo, hace señas de memoria esclava, otros, cierran con doble cerrojo, la pequeña puerta. – Es medianoche, dice cristiano. Yo, con mi copa de ron, los observo asombrado, desde el rincón de las ánimas.
Sobre la larga barra los vasos vacíos y sucios son retirados con diligencia. Pequeñas candelas son encendidas y las figuras de negras sombras habitantes, se proyectan gigantescas sobre las blancas paredes del bar. El rugido leopardo surge del tambor mayor africano, tang…tang…tang… Sus compases de activa memoria originaria, resuenan convocantes. De pronto, irrumpe musicalmente, “el espiritual”, con sus voces potentes y armónicas. Las negras y negros acompañan con palmas y cantos. Todo es algarabía. Un brasero hoguera reina en el centro y las serpenteantes llamas bailan y bailan. Los negros cuerpos danzan y danzan, reflejando en su piel la brillante luz. Ha comenzado la negra fiesta. El candombe y el milongón agitan bailarines. Y comienzan los cantores, -mandingas, congós y minas, repican en sus tambores, memorias de sus abuelos…. borocotó …borocotó…borocotó…sha…sha…borocotó…borocotó….
Juan Carlos Nieto
Córdoba Capital