01 Oct 22 de Febrero
En pocos meses, hará 45 años que lo asesinaron. Fue un lunes, 18 de julio de
1977, comenzaban las vacaciones de invierno. Salió temprano a su trabajo y lo
trajeron a casa en un ataúd, vestido con la misma ropa con la que se fue y sin
signos del tiro de metralla que nos dijeron, le había dado directo al corazón.
Llegó custodiado por dos soldados armados, que no nos dejaron acercarnos
para tocarlo y precedidos por el mismísimo jefe de la URX, que muy lejos de
venir a solidarizarse con los que quedamos, vino diciendo” Si hay incidentes la
responsabilidad será de la familia y deberán atenerse a las consecuencias”
.
JA y la familia éramos su viuda y 3 niños de 3, 9 y 11 años.
Después vinieron las amenazas, los llamados anónimos, las notas anónimas y
alguien dijo… ” Debe ser por algunas fotos que hay en el laboratorio “
El miedo se transformó en locura.
Abrí la puerta del jaulón de los pájaros, los dejé ir y quemé sus nidos,
comederos columpios y en el jaulón mismo, QUEME, fotografías, negativos,
archivos, carpetas, libros y folletos.
Junté los elementos de fotografía que había, los regalé y mandé demoler la
habitación que había servido de laboratorio.
Así…. pensando librarnos, agregué más violencia y miedo, a la que ya
estábamos viviendo.
Entonces?….
Nos pusimos una máscara, hicimos de cuenta que estábamos bien.
Seguimos…. trabajando, yendo a la escuela.
Festejando … la Navidad, los cumpleaños, y hasta el Mundial del 78.
En mi interior y por reflejo en el de mis hijos, nuestro pueblo se transformó en
desierto en el que el silencio nos aturdió, en el que morimos de sed de afecto y
solidaridad y en el que la falta de justicia nos “expulsó”.
Huimos, sin importar el medio que usé.
Dejamos el lugar donde nacimos , el lugar que debió ser amparo y contención
y no lo fue.
De ahí en más, hemos sido los nuevos en todas partes, a veces bienvenidos,..
otras no.
Hoy , en este simple acto de “valentía” me atrevo a decir lo que digo , como
forma de pedir perdón, perdonar y perdonarme y como forma de exorcizar el
pánico que me quedó y les quedó gravado en el inconsciente a mis hijos y que
a pesar del tiempo transcurrido hay veces y según las circunstancias aún nos
paraliza
Además, le debo a ese muchacho que hoy cumpliría 80 años intentar decir lo
que nunca antes dije y lo que todos sus compañeros, contemporáneos, amigos,
conocidos y familiares también callaron.
A mis hijos, liberarlos del miedo que llevan impreso y de el deseo de saber
cuales en verdad fueron los hechos.
Justicia… ya no….. es tarde.
Esta publicación no se trata de mí, se trata de Puchi Casari, ASESINADO y silenciado
ya hace 45 años.
Irene Estela Schaer
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