Mi Camión, Mi Vida, una pasión

Mi Camión, Mi Vida, una pasión

 

José Enrique Sánchez es un camionero. Nació un 17 de septiembre de 1949, en San Salvador de Jujuy, ciudad capital del Departamento Dr. Manuel Belgrano, en la Provincia de Jujuy. “Soy bien coya”, dice José, “y estoy muy orgulloso de serlo”.

Hijo de padre español, don José Adolfo, venido a la Argentina desde Orense, a los 4 años de edad y de madre  salteña: doña Enriqueta Aguirre, nacida en la localidad de El Galpón, departamento de Metán, en la Provincia de Salta; José es el cuarto hijo de este matrimonio. 

“Coco”, tal como lo llaman todos a José, es un camionero que aún siente las ruedas de su camión. Recorrió casi toda la Argentina y varios países fronterizos como Brasil, Bolivia y Paraguay. José quiere relatar algunas experiencias que vivió como camionero. 

“Andando con el camión, tuve varias experiencias muy buenas y también vi accidentes, por suerte,  yo nunca los tuve. De niño tocaba el paragolpes de un camión que había en mi casa de la infancia y notaba que era muy duro. De allí me quedó la idea de que golpear con eso iba a ser muy feo y desde entonces pienso que hay que ser muy prudente en las rutas. Recuerdo que en uno de mis viajes, yo andaba con mi señora por Bolivia. El camino verdadero estaba cortado por las lluvias y por eso íbamos por el lecho del río que estaba abajo. De pronto, ella comenzó a sentir miedo porque íbamos los dos solos y había poco tránsito. Además, este camino alternativo, era todo de ripio y la zona muy desolada. Ambos sentimos un poco de temor porque en general, los bolivianos no nos quieren a los argentinos y  menos a los camioneros. Gracias a Dios, salimos rápido de ese tramo y yo, nunca perdí la calma”.

El familiar

“Yo iba manejando por Salta, muy cansado. Quería llegar a Orán para descansar pero al ver “al familiar”, me despabilé. Me apareció en el cruce de vía de Hipólito Irigoyen, a 15 km de Orán y 10 km de Pichanal. No me asusté pero sí me inspiró respeto. El “bicho” cruzaba de un lado a otro por la ruta; caminando tranquilo, así cruzó. A los costados estaban los cañaverales y pasaba una acequia a donde había ese yuyo que es bueno para los riñones, la cola de caballo y que yo siempre recogía al pasar por allí. 

Se trata de un perro grande, más grande que un perro común. Lanudo, de pelo muy largo Y  de color té con leche. Cuando lo vi, abrió la boca y tenía como fuego adentro y los dientes muy grandes.

El familiar es como una leyenda que según cuenta la gente de esta zona del norte argentino, es el diablo contratado por los dueños de las tierras para asustar a la gente, para que los trabajadores sientan miedo y tengan respeto por el lugar y los patrones”.

 

La viuda negra

“Me apareció pasando las Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero. Yo iba conduciendo y ya sabía que la viuda negra existía por otros camioneros, quienes decían que hasta se les subía al camión y se sentaba a su lado, pegadita a cada uno de ellos.  Cuando la vi, la vi joven, de vestido largo y negro, bien arreglada. Era alta, esbelta y bastante atractiva. No pude verle la cara. Iba caminando al costado de la ruta. Yo aceleré para que no se suba a mi camión, tal como decían los colegas. A mí no me dio miedo”. 

La paisana

“Y en otra oportunidad, se me apareció la paisana. Fue en Azul Pampa, antes de llegar a Abra Pampa, camino a La Quiaca, en nuestra provincia. Pero esta viuda era bajita, gordita, rolliza, vestida con polleras anchas, las siete polleras que llevan las mujeres de la zona de Cochabamba, Bolivia. Hacía mucho frío, era en invierno, cuando el agua cae de los cerros y se congela mientras cae y se hace como velas largas de hielo”. 

“Nuestro país es uno de los más ricos del mundo”.

“Conozco casi todo el país. Nuestro país es uno de los más ricos del mundo. Tenemos minerales, tenemos agro, todo, todo pero muy mal administrado y el habitante argentino es muy vago porque siempre tuvo de todo. El lugar que más me gusto de la Argentina es Jardín América, en la provincia de Misiones. Allí todo es verde, una calma tremenda. Está el Río Paraná, majestuoso y para el otro lado, está la selva. Y la gente es maravilloso, muy buena y te tratan muy bien. 

Otro lugar que me gustó mucho fue las Minas de Wanda, también en Misiones. Me gustó el trabajo de los artesanos con las piedras. Wanda queda cerca de las Cataratas del Iguazú.” 

 

                                                                                                                         José Enrique Sánchez

silvinahogarsanantonio@gmail.com

San Salvador de Jujuy, Jujuy