Gira il Mondo

Gira il Mondo

 

Leí por ahí que el mejor lugar para guardar un recuerdo es escribirlo.

Capaz sea este mi primer recuerdo, o al menos el más lejano. Según creo fue un primero de enero de no sé qué año. La noche previa todos habían estado en mi casa. Corrió el vino, la comida calórica, la sidra para el brindis, chicos incluidos. Más tarde cantaron, mi papá tocó la verdulera que había traído de Italia y al momento de la nostalgia no faltó el famoso “mamma sonno tanto felice” con el que, por supuesto, todos lloramos. Se quedaron a dormir en casa, así que para levantarme a la mañana siguiente, salté seis primos, cuatro tíos, la misma cantidad de tías y algún que otro paisano que no era de la familia, pero no iba a quedarse solo justo esa noche.

Cuando logré llegar al patio, mi mamá amasaba. Eran las 8 de la mañana. Me sonrió, me dijo “feliz año nuevo”, o eso creo. Yo la miré con un indisimulable amor y me puse a sacarle las frutas a los sobrantes  del pan dulce.

En ese momento, apareció mi viejo en el patio y prendió la radio, me dió un beso y le puso la mano en el hombro a mi mamá, quien no dejó de amasar. Estaba muy apurada. Y en ese momento, en la radio empezó a sonar este tema y Jimmy Fontana cantaba como nunca.

Entonces vi lo que creo es mi primer recuerdo: mi viejo agarró la mano enharinada de mamá, pollera semiacampanada, delantal con florcitas, rulos en el pelo, y bailaron al ritmo de “Gira il mondo, gira nello spazio” y en ese momento “il mondo” desapareció. Éramos sólo nosotros tres y Jimmy Fontana.

Yo dejé de sacarle las frutas al pan dulce, apoyé mi cabeza en las manos y los miré como si los viera por primera vez. Ellos abrazados, bailando con la cadencia de la música. La mano de mi vieja llena de harina pasando por el cuello de mi papá y creí ese día que las cosas siempre se mantendrían iguales, que si escuchábamos cantar a Jimmy Fontana que “il mondo gira” todo desaparecería y la vida sería para siempre dar vueltas felices. Pensando esto, me comí mi primer  bocado de pan dulce sin frutas y recuerdo haber pensado: ¿para qué le pondrán frutas si a nadie le gustan?

 

Maria Isabel Martone

Rosario, Santa Fe